lunes, 10 de marzo de 2008

DESEOS Y PULSIONES COMO ORIGEN DE LAS PRIMERAS ETAPAS DEL DESARROLLO (Según Sigmund Freud) Por Cristina Lucía Maestre González







El ser humano, a diferencia del resto de los animales, nace con muy pocas pautas o conductas innatas, por tanto, para adaptarse al medio que le rodea, deberá aprender durante su infancia y juventud todo lo necesario para desarrollar su vida. Desde pequeño, el bebe pasa por una serie de etapas en las cuales se prepara para el conocimiento pleno de si mismo y del mundo. Muchos han sido los que han intentado clasificar estas etapas, pero en esta ocasión hablaremos sobre la clasificación que estableció el medico austriaco Sigmund Freud. Sus teorías, aunque bastante controvertidas, aportaron una nueva visión que, posteriormente, le darían el reconocimiento que hoy tiene.

Para empezar, Freud nos aparta radicalmente de la concepción del niño como un ser asexual, creencia que viene dada por las fuerzas morales y de represión que aun hoy en día siguen existiendo. Nos propone los deseos y pulsiones como el incentivo del recién nacido para relacionarse con el mundo, por tanto, el primer estimulo recibido por el niño seria durante la lactancia. Es lo que llamamos: Etapa Oral

Las primeras manifestaciones de sexualidad aparecen en los niños de pecho, relacionando estas con otras funciones vitales. El placer vendría ligado a la excitación de la cavidad bucal y los labios, acompañando a la excitación del acto de la alimentación. El niño, a través de la lactancia, expresa sus sentimientos de satisfacción, amor y frustración, reflejando sus estados de ánimo contra el pecho de su madre. La boca es además fuente de sensaciones que no ubica fuera de si mismo (etapa narcisista) y a través de la cual es capaz de ir reconociendo objetos a medida que los lleve a ella (etapa caníbal). Al final del primer año, la libido, antes confinada principalmente en la boca, se extiende por todo el aparato digestivo, especialmente en la región anal. Llega entonces la segunda etapa: Etapa Anal

La zona anal, por sus funciones y situación, permite que la sexualidad se apoye en las excreciones, considerando a estas los niños como parte de su propio cuerpo y de las cuales están orgullosos. No solo no se muestra repugnancia por sus excrementos, sino que hasta los utilizan como juguetes o tratan de obsequiárselos a las personas queridas. Al poco de iniciarse esta etapa el niño se da cuenta de que el medio exterior es adverso a las formas que acaba de descubrir para obtener placer, lo que hace que a veces combine las sensaciones de placer con las de temor y hostilidad. Este periodo junto al anterior establecen las etapas pregenitales del desarrollo y preparan la llegada del siguiente: Etapa Genital

En la etapa genital se distinguen dos periodos separados por el periodo de latencia:
a)La etapa fálica, a partir de los dos años y medio hasta los tres años.
b)La etapa de organización genital, instaurada en la pubertad. en esta etapa las pulsiones parciales se unifican y jerarquizan

En la fase fálica la libido satura los órganos genitales, provocando cierta actividad sexual genital. Se manifiestan, además, preferencias afectivas, celos, marcada elección de objetos/personas, etc. Freud determina que en los niños de esta edad existe una vida sexual que solo se diferenciaría de la de un adulto por la falta de organización bajo la supremacía genital y por la menor intensidad del instinto. Es en esta fase cuando se dan los procesos de masturbación, investigación sexual, complejo de Edipo y complejo de castración. En este ultimo proceso, la diferencia básica en el enfoque de la castración según los sexos seria el que la niña acepta el hecho como consumado mientras que el niño teme la posibilidad de su cumplimiento.

Esta trayectoria se cumple en el trascurso de los primeros cinco o seis años, llegado a este termino, el niño o niña llega lentamente a lo que se llama etapa o periodo de latencia, donde todas las pulsiones sexuales manifestadas hasta entonces entran en un estado de represión y se ocultan hasta la llegada de la pubertad. El desarrollo infantil lega al adolescente una estructura de su personalidad, en la cual intervienen elementos intrapsíquicos que son el ello, el yo y el superyó, pero eso ya es otro tema.

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